
Convertirse en una modelo exitosa requiere más que una buena pose frente a la cámara o una
imagen llamativa. La estabilidad emocional no es un lujo, es una necesidad urgente y constante. Es
el cimiento silencioso que sostiene el cuerpo cuando tiembla, la voz cuando se quiebra, y la voluntad
cuando todo parece derrumbarse.
El modelaje, especialmente en la industria del contenido para adultos, demanda una fortaleza
emocional que pocas personas comprenden. El escarnio público, las críticas sin piedad, el juicio
social y, sobre todo, la propia autocrítica, nos arrastran muchas veces a una montaña rusa emocional.
A diario debemos tomar decisiones que no solo impactan nuestra carrera, sino también nuestra
dignidad, nuestras relaciones, y nuestra autoestima.
Es común vivir con la ansiedad de no tener un ingreso fijo, de no saber si el esfuerzo del día pagará
las cuentas del mes. Y mientras se intenta complacer las expectativas de miles de seguidores, muchas
veces no hemos logrado siquiera llenar las nuestras propias. La presión puede ser tan abrumadora
que olvidamos cómo se siente la paz interior.
Nos enfrentamos a nuestros cuerpos con exigencia brutal. Estrías, celulitis, senos caídos, un par de
rollitos Y hasta canas Todo, aquello que la sociedad señala como imperfecciones, muchas veces nos
pesa más que el maquillaje o la ropa ajustada. Y cuando las críticas llegan con malicia, justo en el
momento de mayor vulnerabilidad, es fácil olvidar que somos humanas antes que personajes.
Tener una pareja tampoco nos exime de estos retos. Por el contrario, muchas veces el deseo sexual
se ve afectado por la desconexión emocional que provoca la sobreexposición, el miedo, la
inseguridad y el agotamiento mental. Sentimos que debemos demostrar que somos más que un
cuerpo deseado, más que una imagen consumida, más que un objeto sin emociones.
Los ojos de los hombres sobre nuestros cuerpos, llenos de morbo o expectativa, no siempre son
halagos. A menudo son recordatorios de que nos están viendo desde un lugar donde no se reconoce
nuestra humanidad. Estar frente a una cámara puede convertirse en una experiencia alienante.
Somos tratadas como productos, como fantasías. Y la mente empieza a burlarse de nosotras,
haciéndonos dudar de nuestro valor, de nuestras capacidades, de nuestras posibilidades fuera de
este entorno.
Pero que no se equivoque la gente: no somos mujeres de bajo valor. Somos mujeres de altísima
resistencia. Somos mujeres que piensan, que sienten, que construyen. Mujeres que sueñan con un
rumbo distinto para esta industria. Un rumbo donde las buenas prácticas, el respeto, el
consentimiento, el autocuidado y el empoderamiento sean lo común y no la excepción.
Lo que todas las modelos callan, la batalla silenciosa

Hay un silencio denso que flota en los pasillos de esta industria. Un silencio que guarda secretos de
ansiedad, depresión, culpa, miedo y cansancio. Porque ser modelo no solo es un trabajo: es una
carga emocional profunda que nos acompaña más allá del set, de la pantalla o del evento.
Ser modelo es también ser hija, madre, pareja, amiga, ser humano. Y en cada uno de esos roles
llevamos encima el peso de lo que no se ve: las noches en las que dudamos de nosotras, los días en
los que no nos sentimos deseadas ni deseables, las veces que nos cuestionamos si vale la pena seguir.
Y sí, vale la pena, pero no desde la culpa ni desde la soledad. Vale la pena si también tenemos
espacios seguros para sanar.
Este artículo está escrito por una mujer que ha vivido un poco de todo eso, Que ha llorado, se ha
sentido sola, insegura, confundida. Pero también es una mujer que ama ver triunfar a otras, que cree
en la sororidad, en la compatia, (palabra que escuche y ame) en la creación de una industria distinta
donde no tengamos que renunciar a nuestra salud mental para ser exitosas.
Este es un texto para ti, que estás atravesando este camino con dolor y coraje. Para ti, que muchas
veces has pensado en rendirte. Para ti, que no siempre tienes apoyo, pero te tienes a ti y es lo más
poderoso que tienes.
Es tiempo de sanar. De hablar. De entender que nuestra estabilidad emocional no es una debilidad,
es nuestra más grande fortaleza. Y que ser mujer en esta industria no es fácil, pero también puede
ser transformador si nos atrevemos a cambiar las reglas del juego desde adentro.
Autora: Paola Varela
Miembro de la comunidad de AULA69
Dedicado a las modelos Glow